Un fluido se desplaza en el interior de un tubo cuando la presión en el inicio es superior a
la existente al final del tubo, moviéndose desde una zona de mayor presión a una de menor
presión. El flujo o caudal depende directamente del gradiente o diferencia de presión entre
esos dos puntos e inversamente de la resistencia, en una relación similar a la de Ohm para
los circuitos eléctricos.
Q (flujo o caudal) = ∆ P (P1 - P2) / R (resistencia)
La resistencia depende de las dimensiones del tubo y de la naturaleza del fluido, y mide
las fuerzas de rozamiento o fricción entre las propias moléculas del fluido y entre éstas y las
moléculas de la pared del tubo.
La velocidad con la que circula la sangre en el interior de un tubo es directamente
proporcional al flujo e inversamente proporcional al área transversal del tubo.
El flujo o caudal (volumen/minuto) se define también como el volumen circulante por un
segmento transversal del circuito en la unidad de tiempo.
Tipos de flujo
Flujo laminar
En condiciones fisiológicas el tipo de flujo mayoritario es el denominado flujo en capas o
laminar. El fluido se desplaza en láminas coaxiales o cilíndricas en las que todas las partículas
se mueven sin excepción paralelamente al eje vascular. Se origina un perfil parabólico de
velocidades con un valor máximo en el eje o centro geométrico del tubo.
En el caso del sistema vascular los elementos celulares que se encuentran en sangre son
desplazados tanto más fuertemente hacia el centro cuanto mayor sea su tamaño.
Flujo turbulento
En determinadas condiciones el flujo puede presentar remolinos, se dice que es
turbulento. En esta forma de flujo el perfil de velocidades se aplana y la relación lineal entre
el gradiente de presión y el flujo se pierde porque debido a los remolinos se pierde presión.
Para determinar si el flujo es laminar o turbulento se utiliza el número de Reynolds (NR),
un número adimensional que depende de
r, radio (m) velocidad media (m/s), densidad (g/cc) y la viscosidad (Pa.s)
En la circulación sanguínea en regiones con curvaturas pronunciadas, en regiones
estrechadas o en bifurcaciones, con valores por encima de 400, aparecen remolinos locales
en las capas limítrofes de la corriente. Cuando se llega a 2000-2400 el flujo es totalmente
turbulento. Aunque la aparición de turbulencias no es deseable por el riesgo que tienen de
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producir coágulos sanguíneos, se pueden utilizar como procedimientos diagnósticos, ya que
mientras el flujo laminar es silencioso, el turbulento genera ruidos audibles a través de un
estetoscopio.
Resistencias vasculares
La resistencia no puede medirse directamente por ser una magnitud compuesta, pudiendo
obtenerse de la ecuación inicial al establecer un gradiente de presión entre dos puntos y
medir el flujo que se establece.
(mmHg . min / ml, URP, unidad de resistencia periférica hemodinámica)
Su magnitud depende de las dimensiones del tubo por donde circula el fluido, de su
viscosidad y del tipo de flujo o corriente que se realice.
Tipos de resistencia
La resistencia periférica total es la suma de las resistencias vasculares. Los vasos
sanguíneos en el sistema vascular constituyen una red en la que determinados segmentos se
sitúan en serie y otros en paralelo. La resistencia varía dependiendo de la colocación de los
vasos.
Viscosidad
Uno de los factores que determina la resistencia al movimiento de los fluidos son las
fuerzas de rozamiento entre las partes contiguas del fluido, las fuerzas de viscosidad.
La viscosidad (η) se define como la propiedad de los fluidos, principalmente de los
líquidos, de oponer resistencia al desplazamiento tangencial de capas de moléculas. Según
Newton, resulta del cociente entre la tensión de propulsión (τ) o fuerza de cizalladura y el
gradiente de velocidad (∆ν) entre las distintas capas de líquidos.
Las unidades de η son Pascales.seg
Los fluidos newtonianos u homogéneos son los que muestran una viscosidad constante,
como el agua, o las soluciones de electrolitos; por el contrario, los fluidos no newtonianos, o
heterogéneos, presentan una viscosidad variable, es el caso de la sangre que se modifica
dependiendo de las dimensiones del tubo y del tipo de flujo. Cuando la velocidad de la sangre
se incrementa la viscosidad disminuye. Así ha de tenerse en cuenta que la sangre no
presenta una viscosidad constante. Al estar formada por células y plasma, las primeras son
las responsables principales de la viscosidad sanguínea, y tanto el hematocrito como la
velocidad del flujo y el diámetro del vaso modifican la viscosidad de la sangre. A altas
velocidades, la viscosidad disminuye al situarse las células preferentemente en el eje central
del vaso.
Relaciones entre el flujo, la presión y la resistencia. Ley de
Poiseuille
En flujos laminares que se desarrollan en tubos cilíndricos, se pueden deducir las
relaciones entre la intensidad del flujo, el gradiente de presión y la resistencia o fuerzas de
fricción que actúan sobre las capas de envoltura.
La Ley de Poiseuille (o de Hagen-Poiseuille) es una ecuación hemodinámica fundamental
en la que se establece:
8 es el factor que resulta de la integración del perfil de la velocidad
Debido a que la longitud de los vasos y la viscosidad son relativamente constantes, el flujo
viene determinado básicamente por el gradiente de presión y por el radio. De la ecuación
representada, destaca el hecho de que el radio al estar elevado a la cuarta potencia, se
constituye como el factor más importante. Si suponemos un vaso con un flujo de 1 ml/seg al
aumentar el diámetro dos veces el flujo pasa a ser de 16 ml/seg, y si el diámetro aumenta
cuatro veces el flujo pasará a ser 256 ml/seg . Por esta relación se puede justificar el papel
preponderante que los cambios en el radio del conducto juegan en la regulación del flujo
sanguíneo.
La ecuación de Poiseuille está formulada para flujos laminares de fluidos homogéneos con
viscosidad constante, sin embargo, en los vasos sanguíneos estas condiciones no siempre se
cumplen; si la velocidad del flujo es alta o si el gradiente de presión es elevado, se pueden
generar remolinos o turbulencias que modifican el patrón del flujo. Al producirse turbulencias
se necesitarán gradientes de presión mayores para mantener el mismo flujo.
Propiedades de la pared vascular
La pared de los vasos sanguíneos está formada por una capa de células epiteliales, el
endotelio, y cantidades variables de colágeno, elastina y fibras musculares lisas. La capacidad
de deformación y recuperación de un vaso es un factor importante en la hemodinámica.
A través de la pared vascular se mide una diferencia de presión entre el interior y el
exterior, denominada presión transmural. La presión intravascular se debe a la contracción
cardíaca, así como a la distensión elástica de la pared. La presión exterior es la presión
hidrostática de los líquidos intersticiales y presenta un valor próximo a cero. Si la presión
exterior es superior a la del interior, el vaso se colapsará.
La presión transmural (según la ley de Laplace para cilindros huecos de extremos
abiertos) dependerá del radio del cilindro "r"; del espesor de la pared "e"; y de la tensión
parietal T o fuerza por unidad de longitud.
Esta tensión parietal puede despejarse de la ecuación anterior,
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siendo Pi-Po , la presión transmural (Pt), o diferencia de presión entre el interior del vaso y
el exterior; r el radio del vaso y, e, el espesor de la pared vascular. La tensión parietal se
mide en N/m. Así a igual presión, la tensión parietal será tanto mayor cuánto mayor sea el
radio y cuánto más delgada sea la pared.
Relación presión-volumen o estudio de la complianza
Las propiedades elásticas o de distensibilidad de los vasos sanguíneos dependen, tanto
del número, como de la relación entre las fibras elásticas y colágenas que forman parte de su
pared. Si se compara a la altura del mismo segmento vascular sistémico, las arterias son de
6 a 10 veces menos distensibles que las venas.
La capacidad de deformación y recuperación de un vaso puede medirse como la relación
entre los cambios de volumen y presión en el interior del mismo. Esta propiedad se conoce
con el nombre de elastanza (∆P/∆V) o bien su inverso, la complianza (∆V/∆P). Cuando un
vaso posee una pared fácilmente deformable su su complianza grande. Las arterias son vasos
de complianza media a presiones fisiológicas; sin embargo, a presiones elevadas se vuelven
rígidos y con complianzas cada vez menores.
Las venas son vasos que aunque menos deformables que las arterias presentan una gran
capacidad a presiones bajas de acomodar volúmenes crecientes de sangre. Esto es debido a
su morfología, ya que al pasar de secciones elípticas a secciones circulares incrementan su
volumen., de ahí que sean descritos como vasos de capacitancia. En el rango de volúmenes y
presiones fisiológicos del sistema vascular, las venas sistémicas son unas diez veces más
distensibles que las arterias.
Relaciones entre las variables hemodinámicas
El volumen de sangre situado en cada uno de los segmentos del árbol circulatorio no es
equitativo. De los aproximadamente 5 litros de sangre del aparato circulatorio, en situación
de pie, un 84 % se sitúa en el circuito mayor, un 9 % en el circuito menor y un 7 % en el
corazón. De la sangre alojada en la circulación mayor el 75% se sitúa en el sistema venoso,
descrito ya como sistema de capacitancia o reservorio.
La velocidad de la sangre depende del área total transversal de cada sección analizada.
Así en aorta y grandes arterias, aunque el flujo es pulsátil la velocidad es alta (20cm/s), va
disminuyendo a nivel de las arteriolas alcanzando su valor más bajo en los capilares (0,03
cm/s), este valor permite que haya tiempo suficiente para los intercambios que han de
realizarse en esta sección. En las venas se alcanzan velocidades menores que en el mismo
segmento arterial debido a que la sección transversal venosa siempre es mayor que la
arterial.
El principal segmento vascular donde se observa un mayor descenso de la presión
corresponde al segmento arteriolar, ya que es en este punto donde se miden los mayores
valores de resistencia.