miércoles, 5 de agosto de 2015

TRABAJO CARDIACO







El trabajo cardiaco



La expulsión de sangre por el sístole significa trabajo cuya magnitud está en relación con la diferencia de presiones entre ventrículos y arterias y con el volumen de sangre por expulsar. La contracción ventricular imparte a la sangre una determinada cantidad de energía (energía de presión y energía cinética) que determina la velocidad del flujo. El trabajo cardiaco consiste, por lo tanto, en la expulsión de la sangre de los ventriculos a los grandes vasos (aorta y arteria pulmonar) con cierta presión y velocidad. El trabajo del corazón está integrado, por consiguiente, por dos factores: un factor de expulsión que hace fluir la sangre, en contra de una gradiente de presión, de los ventrículos hacia los grandes vasos; un factor de aceleración, que proporciona a la sangre energía cinética de la cual depende la velocidad del flujo.

 Para calcular la intensidad y la efectividad del trabajo cardiaco, es necesario multiplicar el volumen sistólico por la presión que los ventrículos ejercen sobre la sangre durante el sístole. El volumen-minuto se obtiene multiplicando el volumen sistólico por el número de contracciones por minuto y es de unos 5 a 6 litros. Este volumen expresa fielmente la magnitud del trabajo realizado por el corazón en la unidad de tiempo. La magnitud del trabajo está en relación directa con la superficie corporal y su valor fluctúa normalmente entre 3-3. 4 kilogrametros/ minuto/ m2. Esta relación entre trabajo cardiaco y superficie corporal es el llamado índice. cardiaco.
El trabajo cardiaco es esencial para el aporte adecuado de O2 y de sustancias alimenticias a los diferentes órganos y tejidos y depende de numerosos factores, entre los cuales cabe nombrar:

        1. Edad.
        2. Posición corporal, siendo su valor en reposo y en posición horizontal menor que en posición    vertical.
        3. Estado de actividad: su valor aumenta en proporción directa con la intensidad del trabajo muscular, pudiendo sobrepasar 5 a 6 veces los valores de reposo.
        4. Estados emocionales, que se acompañan de aumento del volumen minuto y de la presión arterial.

 Este volumen se modifíca a consecuencia de las taquicardia que caracteriza a estos estados.
El organismo varía sus requerimientos energéticos de acuerdo con su actividad, con factores ambientales y con su condición interna. El trabajo cardiaco debe ajustarse en cada momento a estos requerimientos, mediante modificación del volumen sistólico y de su frecuencia.
 El aumento del volumen sistólico se realiza a expensas de la sangre que queda normalmente en el ventrículo después de cada sístole (volumen residual o residuo sistólico). El incremento de la frecuencia cardiaca, siempre que no sobrepase cierto límite, como hemos dicho, produce aumento del volumen-minuto.

 Como ya hemos mencionado, la elongación (distensión) de las fibras del miocardio aumenta su fuerza contráctil (Ley de Starling). Este fenómeno constituye un mecanismo de fundamental importancia en la adaptación del corazón a las exigencias del momento. Así, por ejemplo, un aflujo mayor de sangre, produce un aumento del llene ventricular, mayor distensión de las fibras ventriculares y, consecuentemente, incremento de su fuerza de contracción. Asimismo, un aumento de la presión intraaórtica ofrece mayor resistencia a la expulsión de la sangre. A causa de esto en los sístoles siguientes el volumen sistólico disminuye y aumenta, por consiguiente, el residuo sistólico. Resulta así una mayor distensión diastólica de las fibras y un aumento de su fuerza contráctil, que permite restablecer el gasto sistólico.

Es evidente que en estos dos casos la ley de Starling juega un papel de fundamental importancia. Cabe señalar que esta ley se cumple también en el corazón totalmente denervado y es, por lo tanto, independiente de los mecanismos nerviosos de cardíaca.
 El volumen-minuto puede incrementarse al aumentar la frecuencia cardíaca, sin cambio del volumen sistólico, siempre que la taquicardia se acompañe de aumento del retorno venoso y que no se acorte significativamente el período de llene rápido ventricular. Sin estas condiciones, la taquicardia no aumentará el volumen-minuto o lo hará sólo en muy pequeño grado.
Cabe señalar que en condiciones normales la taquicardia se produce a través de la activación del simpático cardiaco. Este incrementa al mismo tiempo la fuerza contráctil miocárdica, aumentando el vaciamiento sistólico ventricular.

 El corazón dispone, por lo tanto, de una gran reserva de adaptación, llamada reserva cardiaca, que le permite satisfacer exigencias muy amplias.
En condiciones fisiológicas, el aumento del volumen-minuto se debe al mayor volumen sistólico o exclusivamente a la taquicardia.
La taquicardia, como mecanismo de compensación, es utilizada preferentemente por personas no entrenadas. En las entrenadas, por el contrario, la mayor participación en el incremento del volumen-minuto corresponde al volumen sistólico, lo que las capacita para realizar, sin fatigarse, trabajos intensos durante un tiempo prolongado.


FUENTE: http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/ciencias_quimicas_y_farmaceuticas/steinera/parte04/01j.html 

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