Las células de nuestro organismo dependen de un aporte sanguíneo constante para poder recibir nutrientes y eliminar desechos, y así poder realizar las funciones vitales. Este intercambio entre la célula y la sangre se realiza a nivel de los capilares periféricos, siendo el aparato cardiovascular el encargado de distribuir la sangre a una presión y flujo adecuado (Valiente Llach, 2004). Cuando el funcionamiento normal de este sistema se ve alterado, se producen trastornos que comúnmente encontramos en la práctica médica. Debido a la importancia que tiene para el médico conocer el origen de las enfermedades, se introducirán a continuación las causas de algunas alteraciones hemodinámicas con un ligero enfoque biofísico.
Cuando existe una alteración en la hemodinámica de los capilares, es posible que se produzca un movimiento de fluido desde el espacio vascular hacia el intersticial; teniendo como resultado un edema. El edema se define como una inflamación producida por la acumulación de líquido en el espacio intersticial. Normalmente hay un pequeño gradiente medio de aproximadamente 0,3 mmHg favoreciendo filtración fuera del espacio vascular, el fluido que se filtra se devuelve a la circulación sistémica por los vasos linfáticos de modo que la acumulación de líquido en el intersticio se evita. Para el desarrollo del edema se requiere una alteración en una o más de las fuerzas de Starling en una dirección que favorece un aumento en la filtración neta. [Filtración neta = Lps x (presión hidráulica Δ - Δ presión oncótica)]. Esto puede ser producido por una elevación de la presión capilar hidráulica, la permeabilidad capilar, o la presión oncótica intersticial o del plasma. Edema también puede ser inducida por la obstrucción linfática, puesto que el fluido que se filtra normalmente no se devuelve a la circulación sistémica. (Rose, 2009)
El fluido de la sangre también se puede ver alterado por una obstrucción, un trombo, provocándose una trombosis. Se la describe como la formación de un coágulo dentro de un vaso que obstruye el flujo sanguíneo. Para que se produzca un trombo, debe haber heridas endoteliales, flujo sanguíneo anormal o hipercoagulabilidad. Una vez que hay lesión en el endotelio del vaso, el colágeno que expuesto a las plaquetas y empieza a acumularse formando un tapón que altera la hemostasia normal. Estos trombos se pueden formar en cualquier vaso del sistema circulatorio, y la alteración del flujo se puede dar por turbulencias o estasis. (Alvarado, 2011; Buyo Martínez & Arribas, 2008)
Otra forma de alterar el sistema circulatorio es cuando existe pérdida de sangre a esto se le denomina hemorragia. La hemorragia puede resultar de un trauma o enfermedad de la pared del vaso. Las otras causas, aparte de trauma, pueden dividirse en tres grupos principales. El primer grupo consiste en condiciones en las que existe un proceso de enfermedad crónica que afecta a la pared del vaso, tales como la aterosclerosis o la formación de aneurisma. Cualquiera de estas condiciones, en asociación con una presión arterial elevada, puede resultar en una rotura de la pared posterior y la hemorragia. Un infarto, o la muerte del tejido por cualquier causa, también puede resultar en hemorragia. El segundo grupo consiste en aquellas causas en las que hay un proceso agudo que afecta a la pared del vaso, tales como toxinas bacterianas, septicemia, o anoxia. El tercer grupo está formado por aquellas condiciones hemorrágicas que resultan de un defecto en la propia sangre, están la leucemia, trombocitopenia, y los trastornos de la coagulación. Es importante que la pérdida no sobrepase el 50% del volumen de la sangre, ya que se provocaría un shock hipovolémico. (Vidone & Nash; Eusalud, 2012)
Podemos determinar que el equilibrio de nuestro sistema circulatorio se puede ver alterado por la diferencia de presión, una obstrucción o ruptura de los vasos. Siendo la sangre un elemento esencial en el ser humano, es importante conocer la dinámica en los distintos vasos que la transportan a su destino. En este escrito se describió brevemente tres alteraciones relacionadas con la hemodinámica pero está en el deber del médico entender cómo la biofísica, además de la fisiología, intervienen en los trastornos de la sangre para poder meditar y aplicar el mejor tratamiento a seguir.
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